lunes, 6 de junio de 2011

Mundo árabe: se estrecha el cerco a las dictaduras

 Publicado en La República el 05/06/2011
 Autor: Mirko Lauer
Vista desde lejos, la de Libia es una suerte de insurrección en cámara lenta. Parecía que Muammar Kadafi caería a la misma velocidad que sus predecesores en el dominó de la revuelta árabe. Luego mostró capacidad de resistir, y se abrió la posibilidad de que sobreviviera. Pero hoy los indicios apuntan a que simplemente prolonga su agonía.
Luego de los países de la OTAN (que han pasado a perseguir a Kadafi con helicóptero de ataque), Rusia y China le han bajado el dedo al dictador libio. Moscú le ha pedido que se vaya y Beijing acaba de reunirse con los insurrectos en Qatar. La fuga de ministros y generales de Trípoli, y su cambio de bando, es un flujo continuo.
Si bien pocos en Occidente mantienen la esperanza de que el reclamo de la ciudadanía en el estallido, llamado también primavera árabe, llegue hasta la democracia liberal, hay consenso respecto de que se trata de un avance. Lo cual deja sin responder la pregunta sobre el destino común de tantas movilizaciones similares, si en efecto hubiera uno.
La segunda guerra de Irak curó a Washington y sus aliados de la idea que una democracia más o menos avanzada es fácilmente implantable en el mundo árabe. Por lo cual esta vez sus miradas han empezado a dirigirse hacia Turquía, un país musulmán moderadísimo, como posible modelo para una modernización viable en la zona.
Los especialistas afirman que le tomaría decenios a la zona producir versiones efectivas del sistema turco. Mientras tanto Ankara y Estambul se han vuelto un santuario para rebeldes en fuga. Sería interesante que el país más influyente de la zona sea precisamente el que mantiene una candidatura a ingresar a la Unión Europea.
El otro polo con capacidad de acción en la zona es Arabia Saudita, una monarquía fundamentalista que ve con creciente preocupación el avance de cambios que podrían afectar su próspera comodidad. En algunos casos eso viene significando ayudar a un gobierno a sostenerse en el poder, y en otros a considerar un apoyo a la protesta.
Pero ni Ankara ni Riyadh deciden cosas internacionales al margen de la OTAN, y esta parece cada día más decidida a colaborar con los rebeldes o protestadores que encuentren escollos, como en Libia, Yemen o Siria. No parece predominar un proyecto ideológico detrás, sino más bien una necesidad de estabilizar la región.
Como dice Abdelkader Zerougui, el gran paso positivo de lo que viene sucediendo será librar al mundo árabe de la maldición de los dictadores entronizada desde el tiempo de la descolonización. Dictadores dinásticos, además, en franca regresión hacia la monarquía absoluta. Kadafi ha terminado simbolizándolos a todos.

0 comentarios:

Publicar un comentario